Los 10 mandamientos del idiota que quiere parecer inteligente

Autor: Randy Alexander
Fecha De Creación: 26 Abril 2021
Fecha De Actualización: 26 Noviembre 2024
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Capítulo 84
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Contenido

introducción

Los idiotas tienen a los montes por el mundo. Cruzamos con ellos día tras día: algunos los ignoramos y otros son inofensivos. Sin embargo, existe una categoría de idiotas peligrosos: son aquellos que se creen inteligentes. Pueden afectarte tanto en el trabajo como en la vida cotidiana, pues irritan a causa de la arrogancia justificada en la supuesta inteligencia de ellos. Por suerte, hay un lado positivo en estas situaciones: reímos de ellos y, de vez en cuando, los exponer al ridículo.


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El "académico"

Ni sus títulos ni las prestigiosas instituciones a las que usted ha ido le asegurarán inteligencia y respeto. Ni siquiera un buen empleo, pues todo depende de las personas y no de los diplomas acumulados. Sin embargo, hay idiotas que creen lo contrario. Antes de dar una opinión, dan a entender que sus comentarios están basados ​​en sus conquistas académicas. El mejor momento no es cuando se equivocan, sino cuando alguien se adelanta a hacer el mismo comentario que él sin desenvainar ningún diploma.

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El zumbido

¿Quién nunca encontró gracia de alguien que pronuncia equivocado una palabra en otro idioma? Por supuesto que los errores son divertidos, siempre que no sean producto de la falta de educación por falta de oportunidades. Pero como toda regla, ésta también tiene una excepción, materializada en el idiota que ridiculiza a los que se equivocan por desconocimiento. Le recomendamos que se aleje de personas así, que además de todo son malas. Pero antes dé el cambio evidenciando algún error de él mismo.


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El lector

Hay una antigua lenga urbana que defiende que si se jacta por la cantidad de libros que usted lee inmediatamente le convierte en una persona inteligente. Por supuesto que leer implica de alguna manera incorporar nuevos conceptos, pero si usted no sabe profundizarlos, ellos no sirven para mucha cosa. El idiota que antecede a sus comentarios con la frase "porque en este o en aquel libro ..." en un intento de agregar valor a sus comentarios evidencia que no tiene crédito y necesita apoyarse "en los libros". Cuando lo que usted defiende tiene valor, usted no necesita recurrir a la literatura.

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El corredor

"Interruptor con fines pedagógicos". Así podríamos definir el tipo de idiota que se caracteriza por, "fantasiado" de profesor, intercalar sus comentarios correctivos durante nuestras frases. Ninguna idea se concluye si ese idiota está cerca. Mejor detenerlo en el primer intento de interrupción o usted abrirá una caja de pandora difícil de cerrar sin perder las estribas. Si usted no planea mantener una buena relación con esa persona, mande callar delante de todos: así usted da un gusto silencioso a las personas alrededor que probablemente también la consideran una idiota.


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El comentarista

El idiota sin límites. Incapaz de mantenerse ajeno a algo, él intenta brindar su punto de vista en cualquier conversación, consultado o no. Generalmente, sus comentarios se basan en experiencia propia, que para él tiene más valor que las opiniones de los demás. Hay un cierto grado de necesidad de protagonismo en ese idiota que no tolera quedarse fuera de los acontecimientos. Incluso, puede incluso crear un desentendimiento si la persona que interrumpió para dar su opinión llevar a mal la intromisión.

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El adinerado

Hay un idiota mucho más peligroso que los anteriormente mencionados: lo que se cree inteligente y tiene dinero. Sería bueno recordar a ese sujeto que, así como el dinero no trae felicidad, tampoco provee inteligencia. Muchas de las colocaciones de él estarán basadas en su capacidad de conservar su fortuna, lo que lo convertiría en un conocedor absoluto e incontestable. Él sólo podrá probarlo si en temporada de vacas magras supiera engordarlas nuevamente.

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El fanático

Los extremos deben ser evitados en todos los seguimientos de la vida. Lo mismo se aplica a los fanáticos, que pueden llegar a ser peligrosos. Cuando un idiota orienta su fanatismo a las ideologías al punto de desvalorizar a cualquiera que piense diferente de él, se vuelve insoportable. Él es el tipo de idiota que no puede dejar su fanatismo de lado en ningún momento del día y termina por confrontar a las personas en momentos más allá de inapropiados. Por eso, aquí va una recomendación: no lo invite a su cumpleaños si no quiere arrepentirse redondamente.

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El "marketero"

Si sus conquistas son lo suficientemente importantes para ser reconocidos por cualquiera, usted no necesitará la propaganda. Aquellos cuyas realizaciones quedan por debajo de lo memorable acaban apelando al amor propio. Estos son los idiotas de la comercialización personal, creyentes de que todo lo que hacen es importante. Ellos entienden que sus actos se cargan de un aura de inteligencia y perspicacia que debe ser de conocimiento general. Querido idiota apasionado por ti mismo, tu vida no nos interesa, tampoco creemos que seas tan elegante como tú te esfuerces para parecer.

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El negador

Este idiota se encuentra inteligente por el simple hecho de estar en contra de todo lo que está ahí. Él cree saber o reconocer algo que el resto de la humanidad no puede darse cuenta, lo que lo catapultaría automáticamente al Olimpo de la sabiduría. El "modus operandi" de él es golpeado: contradice todo lo que su interlocutor diga, en el mejor de los casos con argumentos, otras veces sólo para ejercitar su vocación para ser "del contra". Por suerte, ese idiota no es peligroso, pues cualquiera que tope con él va a percibir rápidamente la lamentable condición de él.

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El tirón-bolsa

Dejamos esta caterogía por último por el nivel de peligrosidad que ese sujeto lleva consigo. El tirante bolsas, aquel que sin grandes habilidades invierte en una intensa amistad con el jefe colocándose al lado de él para conseguir con la relación lo que no alcanzaría con el talento. El peligro en este caso está en el hecho de que se cree por encima de los demás debido a las tareas especiales que acaban cayendo en su regazo sin merecer. Sin embargo, lo que no sabe es que todos sus colegas lo consideran un palo mandado del jefe.