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Cada cocinero tiene en mente la textura perfecta al crear una sopa. En ocasiones, a pesar de tener cuidado en las medidas, la idea no funciona a la hora de servir. Una sopa fina puede tener una textura acuosa indeseable, usar maicena para espesarla es una forma sencilla de agregar un caldo con cuerpo. Algunos cocineros prefieren el almidón a la harina de trigo, ya que no afecta el sabor de la sopa.
Paso 1
Llene un tazón pequeño con un cuarto de taza de agua fría. Si está caliente, el almidón no se disolverá por completo. No te preocupes por enfriar la sopa, la cantidad de agua utilizada es insignificante en comparación con el volumen del caldo.
Paso 2
Bate una cucharada de maicena en agua fría y revuelve hasta que esté completamente disuelto. Cualquier almidón que se forme quedará en la sopa, ya que son muy difíciles de eliminar. Por cada taza adicional de sopa, agregue una cucharada de maicena y un cuarto de taza de agua.
Paso 3
Agrega la mezcla de almidón a la sopa y deja hervir a fuego medio / alto. Déjalo por al menos un minuto y baja el fuego. Este proceso hace que el almidón se expanda y espese la sopa. No dejes que siga hirviendo, ya que esto hará que el almidón se rompa y refine aún más el caldo.
Paso 4
Verifique la textura de la sopa y agregue más almidón si aún no está lo suficientemente espesa, pero use solo la mitad de la mezcla utilizada anteriormente. Uno de los errores más comunes que puede cometer un cocinero cuando usa almidón es exagerar, lo que da como resultado un líquido viscoso y estropea una buena sopa.