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Un ecosistema se define como una comunidad de animales, plantas y microorganismos que sobreviven e interactúan entre sí en el mismo entorno. Los ecosistemas pueden ser pequeños o grandes. Un ejemplo es un ecosistema forestal, que está habitado por seres vivos que conviven con factores físicos del medio, como la temperatura, la luz solar y el oxígeno. El ecosistema forestal depende de la disponibilidad de grandes recursos para desarrollarse.
cubierta forestal
La cubierta forestal es una característica importante de dicho ecosistema. Se refiere a la copa de una comunidad de árboles o las copas de las plantas. La cubierta forestal sirve como interacción entre la atmósfera y el suelo. También es el hábitat superior para algunos organismos. La mayor parte está formada por árboles grandes. La estructura de la cubierta forestal no es la misma en todos los ecosistemas, ya que depende de la disponibilidad de nutrientes, la disposición de los árboles y las diferencias de especies. Más de la mitad de las especies vegetales se encuentran en un ecosistema forestal, por lo que la biodiversidad es mayor en la cubierta forestal. La mayoría de los organismos pueden sobrevivir en el techo, ya que está directamente expuesto a la luz solar y al agua de lluvia.
Suelo forestal
El suelo forestal es la característica más distintiva de un ecosistema forestal. Consiste en hojas caídas, tallos, ramas, ramas y corteza en su superficie. El suelo del bosque también contiene sustancias orgánicas e inorgánicas. Muchos organismos vivos, como hongos, bacterias y otros microorganismos, lo habitan. Este suelo es rico en nutrientes y minerales y tiene un papel importante en la transferencia de nutrientes en el ciclo de vida del ecosistema. La mayor parte del carbono y la energía se agrega al suelo del bosque con el tiempo. La mayoría de los nutrientes del ecosistema forestal provienen del suelo debido a la descomposición de sustancias orgánicas.
Características del suelo forestal
El suelo es una característica de un ecosistema que se ve afectado por cambios en el clima, la geología, las precipitaciones y la vegetación. El suelo de los bosques templados es más fértil, ya que las hojas de los árboles caen cada otoño. Estos desechos contribuyen a las capas de material biológico que se encuentran allí. Las hojas viejas se convierten en fuente de alimento para bacterias y hongos. Estos organismos facilitan la rotura de hojas y otros materiales orgánicos. La descomposición enriquece el suelo ya que proporciona más nutrientes para los árboles y plantas vivos del ecosistema. Sin embargo, el suelo de los bosques tropicales es de mala calidad debido a las lluvias torrenciales. La lluvia constante erosiona y disuelve los nutrientes antes de que los árboles puedan beneficiarse de ellos.