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Las algas son comunes en muchas partes del mundo y pueden variar desde grandes algas marrones en el océano hasta organismos microscópicos y unicelulares presentes incluso en el agua mineral. Estos vegetales primitivos pueden crecer en cualquier lugar donde haya luz y agua, siendo una base alimenticia esencial para diversas formas de vida acuática. Si tienes una fuente o un estanque, el exceso de lo bueno puede ser malo, regla que se aplica muy bien a las algas, que en exceso pueden decolorar el agua desde su origen e incluso provocar olores desagradables. Sin embargo, antes de buscar un algicida químico que pueda envenenar a sus peces, busque en su despensa alternativas caseras.
Paso 1
Córtale los pies a unas pantimedias o recoge esos calcetines viejos que ya no usas. Las pantimedias funcionan mejor porque la fibra es más delgada que la de los calcetines de algodón comunes.
Paso 2
Llene el calcetín con una taza de maíz triturado, utilizando un manojo de estos por cada 30 m² de fuente o estanque.
Paso 3
Ata bien la parte superior del calcetín. Si tiene problemas con la corbata, use una tira de goma para asegurarse de que el paquete se cierre.
Paso 4
Coloque el paquete en la fuente; lo más probable es que el calcetín flote en el agua, lo cual es normal y no presenta problemas.
Paso 5
Quítese el calcetín una vez que el maíz se haya lavado lentamente, repitiendo el proceso siempre que las algas se conviertan en un problema.