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Los candados se utilizan para proteger edificios, puertas, equipos, bicicletas y otros objetos alrededor de una propiedad comercial o residencial. En su mayor parte, están hechos de latón, aluminio o acero. Cuando se exponen a elementos externos, no es raro que se vuelvan difíciles de manejar. Sin los cuidados necesarios, un candado quedará inutilizable. Las reparaciones básicas le permitirán volver a ponerse en funcionamiento.
Paso 1
Vierta el lubricante en un recipiente. Una lata de café, por ejemplo. Agregue 15 cm de lubricante.
Paso 2
Coloque la boquilla en la lata de aire comprimido. Rocíe aire en la cremallera para eliminar la suciedad, el polvo y la suciedad. Use gafas de seguridad y una mascarilla antipolvo.
Paso 3
Forma un gancho con el pequeño trozo de alambre. Crea el mismo gancho en ambos extremos. Coloque el candado en un extremo de ese cable. Sumérjalo en el lubricante y coloque el otro extremo del alambre en el borde del recipiente. Cúbralo y agite para permitir que el producto penetre en el material.
Paso 4
Retire el candado del interior del lubricante después de 24 horas. Deje que se escurra el exceso de producto y luego límpielo con un paño.
Paso 5
Abre la cerradura. Elimine los depósitos de óxido de la cerradura o el cuerpo del candado con papel de lija. Sople el candado por dentro y por fuera con aire comprimido para limpiarlo.
Paso 6
Aplique unas gotas de aceite de máquina de coser a las partes móviles de la cerradura para lubricar.