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Las películas de terror están diseñadas para provocar terror y repulsa en el espectador. Aunque esta experiencia puede ser tolerada e incluso deseada por los adultos, la mente de un niño no es tan fuerte y capaz de separar la ficción de la realidad. En realidad, la mente de un niño (aún no totalmente desarrollada) puede ser seriamente y adversamente afectada por la visualización de imágenes o películas mentalmente perturbadoras; estas perturbaciones pueden llevar, en algunos casos, a brotes de violencia.
Ansiedad residual
Las películas de terror muchas veces se sumergen psicológicamente en los miedos más profundos que los seres humanos poseen. Los miedos, como el de ser devorado (por ejemplo, "Tiburón" o "La masacre de la sierra eléctrica"), el miedo a ser perseguido (por ejemplo, "La Isla del Doctor Moreau", o "Halloween"), o el miedo de perder el control (por ejemplo, "El Iluminado" y "El Exorcista") están todos profundamente arraigados en nuestro psicológico y en nuestras experiencias de vida. Considerando que la mayoría de los adultos tienen la capacidad de separar miedos generados por películas y televisión de miedos obtenidos en un trauma real, la mente de un niño no está totalmente desarrollada o totalmente equipada con mecanismos de defensa y sentido de perspectiva como un adulto. Algunos niños e incluso algunos adultos pueden sufrir de ansiedad residual al ver películas de terror. Ejemplos de esto incluyen el miedo al agua o la piscina después de ver una película de terror sobre los tiburones o el aumento del fervor religioso después de ser aterrorizado por una película sobre el Diablo (por ejemplo, "El bebé de Rosemary").
Falta de sueño
Los niños a menudo se despiertan cuando ve películas muy espeluznantes, pero en algunos casos extremos, la falta de sueño puede durar semanas o incluso meses después de ver una película. Esta situación puede ser agravada por la ansiedad residual y puede incluso generar fobias a lo largo de la vida, como el miedo a dormir en la oscuridad, el miedo a dormir en silencio, o incluso el miedo a dormir con otros.
desmayo
Un impacto inmediato posible al ver películas de terror, para algunos niños, es el desmayo. Esto sucede cuando la mente no hace distinción entre el trauma asistido para el entretenimiento y el trauma vivido. Algunos niños experimentan todo lo que la víctima en una película está pasando como si ellas mismas estuvieran pasando por aquello. Esto puede llevar a gritos, llanto, escalofríos, falta de aire, e incluso desmayos. El niño que experimenta síntomas físicos como éstos, debe ser retirado del alcance visual o sonoro de esas películas y guiado a pensar sobre otras cosas.