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Estés enseñando en una escuela dominical o instruyendo a sus hijos en casa, es importante enseñarles sobre la importancia de la voz de Dios desde pequeños. Los niños pueden encontrar ese concepto difícil de comprender, ya que la voz de Dios es muy diferente de la voz de los humanos como nosotros estamos acostumbrados. Las actividades son un gran modo de enseñar a los niños sobre Dios manteniéndolos interesados.
Actividades sobre la voz de Dios pueden ser adaptadas tanto para el aula y para su casa (Jupiterimages / Comstock / Getty Images)
Identificación de la voz
Para este ejercicio, necesitará una grabadora de voz y niños de 4 a 10 años de edad. Pida a cada uno hablar de dos a tres frases en el grabador. Mientras esté realizando la actividad, escriba el orden en que los niños hablan. Después de que cada niño tenga su turno, toque la grabación. Pídales que escuchen cuidadosamente e identifiquen cada voz. Recuerde que, así como se concentraron para identificar quién era cada voz, ellas deben concentrarse para oír la voz de Dios durante las actividades diarias.
Audición mejorada
Enrolle un pedazo de cartulina en un cono y sujételo con cinta. Pida a los niños para formar parejas o con un solo niño. Habla para ellos que Dios dio a animales como perros y gatos una audición excelente, pero los humanos tienen que esforzarse un poco más para oír lo que Él tiene que decir. Haga que el niño coloque el cono en su oído. Sussurre frases de inspiración en el cono y pregunte si ella oyó. Intente varias veces susurrando frases de cerca y de lejos del cono. Los socios deben cambiar de función cuando terminen.
letras
Comience con una historia bíblica o una pequeña introducción de cómo puede ser difícil oír la voz de Dios por no oír de cerca. Usando cartas, escriba una variedad de escenarios en los que los niños tendrían que escoger oír a Dios o ignorar sus enseñanzas. Un ejemplo de escenario sería uno en el que su hijo es persuadido a hacer algo mal, como mentir para usted. Pregunte al niño lo que la voz de Dios le instruía a hacer.
Bajar el volumen
Habla para que los niños logren un socio y comiencen a conversar. Mientras ellos hablan, utilice una variedad de objetos para hacer ruido. Intente conectar una música alta, tocar un instrumento o conectar una licuadora. Después de dos o tres minutos, pida a los niños que recuerdan la conversación que tuvieron. Probablemente no todas las conversaciones han sido escuchadas o entendidas. Relacione el ruido que usted hizo al ruido diario con el que las personas entran en contacto. Habla a los niños sobre la importancia de bajar el volumen y escuchar a Dios.