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La sal puede hacer que una receta sea sabrosa o arruinarla. Si bien muchos de nosotros estamos preocupados por limitar nuestra ingesta diaria de sodio, a veces olvidamos el valor de esta especia esencial. Todos necesitamos cierta cantidad de sal en nuestra dieta para garantizar una buena salud. Se utiliza en la carne para ablandarla antes de la preparación y en el agua de cocción de la pasta para hacerla más apetecible. Hay un cálculo específico que utilizan los panaderos para hacer pan. Para la mayoría de las otras recetas, la instrucción es usar "sal al gusto", aunque hay algunas pautas básicas que se pueden seguir.
Paso 1
Determina cuánta harina se utilizará en tu receta de pan o masa. Agrega 1 cucharadita de sal por cada 4 tazas de harina. La sal es necesaria para el pan, ya que interactúa con la levadura y afecta la textura de los alimentos.
Paso 2
Considere si su receta realmente necesita sal. Si la instrucción es "agregue sal al gusto", agregue 1/2 cucharadita a la vez. Pruebe la receta después de cada adición, para agregar lo suficiente para reforzar los otros sabores, pero no lo suficiente para que quede demasiado salada. La mayoría de las veces, la receta requiere cierta cantidad de sal para realzar el sabor del plato y reducir el amargor.
Paso 3
Determina cuánta pasta se hervirá. Por cada libra de pasta, agregue 1 1/2 cucharadas de sal al agua hirviendo, luego agregue la pasta. Esta pequeña cantidad de condimento mejora el sabor de la masa.
Paso 4
Espolvoree sal sobre la carne varias horas antes de cocinarla. La cantidad depende de su preferencia, pero es mejor comenzar con la cantidad que usaría en una carne cocida. Una buena salazón antes de la preparación hace que la carne esté más tierna y realza el sabor.