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La rosa de Jericó (Selaginella lepidophylla) es una planta del desierto clasificada como algo entre helecho y musgo, según el Dr. T. Ombrello, profesor de biología en Union County College. Originaria del suroeste de los Estados Unidos, esta pequeña planta pasa la mayor parte del tiempo acurrucada en una bola ligeramente seca. De hecho, parece muerta, pero cuando llega la primavera, la rosa de Jericó absorbe la humedad y se relaja, volviéndose verde y exuberante. Por esta razón, a menudo se le llama planta de resurrección. Cuando la rosa de Jericó usa demasiada humedad, vuelve a estar inactiva, volviendo a marrón y rizada. Esta planta suele venderse como novedad en tiendas de curiosidades.
Paso 1
Elija una buena ubicación para su rosa de Jericó. Manténgalo alejado de las corrientes de aire caliente que pueden hacer que se vuelva frágil, como el calentamiento del aire, y no lo coloque en una ventana donde estará directamente expuesto a los rayos del sol, que pueden desvanecer su color verde cuando está abierto. Las temperaturas moderadamente calientes y constantes son las mejores. La rosa de Jericó no requiere tierra, por lo que puedes colocarla en cualquier recipiente decorativo que contenga agua.
Paso 2
Coloque una capa de grava en el fondo del recipiente. Querrá que la planta descanse sobre el resto y no sumergida en agua, ya que esto puede conducir al desarrollo de lodos.
Paso 3
Agrega agua al recipiente para que apenas cubra la grava. Coloque la rosa de Jericó sobre la grava con las hojas hacia arriba.
Paso 4
Espere a que se despliegue la rosa de Jericó, lo que debería llevar de seis a ocho horas.
Paso 5
Retire la planta del agua después de un máximo de tres días, ya que deberá volver a su estado latente. Las plantas silvestres no suelen recibir agua durante más de tres días. Además, esta planta no tiene forma de almacenar agua, por lo que su estado natural está inactivo. Si se deja en agua por mucho tiempo, la planta comenzará a desarrollar moho o pudrición.