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Teoría mimética viene de la palabra griega "mimesis", que significa imitación y representación, y afirma que las personas son influenciadas unas por otras y por el mundo que las rodea al crear en diferentes formas. Desde que Platón aplicó la teoría mimética en la literatura y la separó de la narrativa, la mimesis dio un significado mucho mayor a la literatura.
Aristóteles trata la imitación como una adaptación creativa (Photos.com/Photos.com/Getty Images)
Platón
Platón ve el arte como un imitador del mundo físico en torno a él, que, según el filósofo, ya es una imitación de la idea que la gente tiene de este mundo. Así, básicamente, él afirma que un escritor imita las imitaciones y representa la imaginación y la emoción mucho más que la razón y la realidad. Por eso, según Platón, la mimesis afecta a los lectores negativamente por engañarlos.
Aristóteles
Aristóteles discorda de Platón en el sentido de que, para él, imitar el mundo físico no es sólo para copiarlo, sino para adaptarlo. De acuerdo con la recepción de Aristóteles sobre la teoría mimética, la imitación es necesaria para completar este mundo físico incompleto en el que las personas viven. Pero imitación, como él la ve, es una creación compleja, una habilidad que necesita caminar lado a lado con talento y poder imaginativo. Lodovico Castelvetro y John Dryden apoyan esa opinión y ven el arte del drama como una imitación clara de la vida.
Horacio y Longino
Horacio y Longino ven la teoría mimética funcionar sólo cuando es deliberada a una imitación de las obras antiguas de grandes artistas y escritores. Imitación aquí significa el medio para agradar y entretener a los lectores, y ese objetivo se considera más importante que alguien tratando de ser original o copiando el mundo a su alrededor. Para esos filósofos, los escritores deberían imitar acciones y trabajos de otras personas en vez de objetos físicos e ideas.
Plotino
Plotino concuerda con Platón sobre su teoría de que el arte imita la vida, pero va más allá cuando dice que esa imitación no es sin razón o destacada de la realidad. Al contrario: todo tiene por objetivo final volver de donde vino, y los escritores imitan el mundo a su alrededor en la lucha para encontrar su camino de vuelta a su naturaleza original.