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Uno de los descubrimientos importantes en el campo de la física del siglo XIX fue que el cambio en un campo eléctrico produce un campo magnético y viceversa. Este fenómeno, conocido como "inducción electromagnética", permite construir un electroimán con una pieza de metal, una pieza de alambre conductor y una fuente de electricidad. Inicialmente, el proceso consiste en envolver el cable alrededor de un núcleo de metal y conectarlo a una fuente de alimentación, como una batería. El campo magnético dentro de la bobina, producido con el paso de la corriente, magnetiza la barra de metal. Es posible aumentar la fuerza de atracción de varias formas.
Paso 1
Aumente el número de bobinas para aumentar la fuerza del imán. Según la ley de Ampere, la intensidad del campo magnético es directamente proporcional al número de bobinas; duplicar el número de bobinas duplica la intensidad del campo.
Paso 2
Aumente la corriente que pasa por el cable. La ley de Ampere también nos dice que la intensidad del campo magnético es proporcional a la corriente, y es posible aumentar la corriente aumentando el voltaje de la fuente de energía. Si está utilizando baterías, conecte algunas más uniendo su cableado al cableado principal. En baterías conectadas en serie, conecte el terminal negativo de uno con el terminal positivo del otro y coloque la carga a través de otro conjunto de terminales. La resistencia eléctrica del cable limita este método de incrementar la intensidad del campo magnético; el cable se sobrecalentará si aumenta demasiado la tensión.
Paso 3
Para el núcleo, use hierro suave. El hierro es un material magnético y amplifica el campo producido por el electroimán. Si tiene que utilizar un elemento de acero, como un clavo o un tornillo, evite utilizar acero inoxidable o templado. Ninguno de estos materiales es magnético.
Paso 4
Dobla el núcleo en forma de C. Al reducir la distancia entre los polos del electroimán, se reduce la distancia que las líneas eléctricas magnéticas tienen que viajar a través del aire para completar el circuito magnético. El aire tiene una gran renuencia al flujo de energía magnética (la renuencia es análoga a la resistencia eléctrica), mientras que el metal tiene poca renuencia. Cuanto más cerca estén los polos del imán, más fuerte será el campo.