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Los imanes se desmagnetizan cuando sus dominios magnéticos están desorientados. Un dominio magnético consiste en un grupo de electrones emparejados dentro de un imán, que crea pequeños campos magnéticos en él. Cuando los dominios están dispuestos al azar, el imán se considera débil; cuando están dispuestos en paralelo, se considera fuerte. Al desorientar estos dominios, un imán fuerte puede volverse débil o no magnético. Se pueden usar tres métodos simples para desmagnetizar (debilitar) un imán: calor, gran presión y fuertes campos magnéticos externos. El imán se debilitará al utilizar cualquiera de estos métodos, sin embargo, su desmagnetización está garantizada utilizando los tres métodos.
Paso 1
Determine el norte magnético usando una brújula y oriente el imán débil paralelo al eje este-oeste. Al orientar un imán en una dirección este-oeste durante la desmagnetización, se evita que el campo magnético de la Tierra interfiera con el proceso.
Paso 2
Golpee un imán fuerte repetidamente en la superficie del imán débil en varias direcciones. Cada golpe del imán más fuerte obligará a los dominios del imán débil a perder su orientación paralela y asumir patrones aleatorios.
Paso 3
Golpee un imán débil que esté en orientación este-oeste varias veces con un martillo. La fuerza del impacto del martillo obligará a los dominios del imán a reorganizarse aún más en un patrón aleatorio y no alineado que lo debilitará. Por seguridad, use anteojos para proteger sus ojos de los objetos que podrían salirse del imán si se rompe.
Paso 4
Use guantes gruesos y sujete firmemente un imán débil con un par de pinzas. Calentar el imán con un soplete durante varios minutos. Colóquelo sobre una superficie no inflamable para mantenerlo fresco, manteniendo su orientación este-oeste. El calor de la antorcha hace que los átomos del imán vibren y cambien los dominios. Los dominios magnéticos en este punto se mezclarán en un patrón aleatorio que hará que el imán pierda todo su atractivo.