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Las tradiciones italianas se han utilizado durante cientos de años en el establecimiento de una sociedad que es cohesiva como ninguna otra. Hasta los italianos que viven en otros países a menudo los siguen. Estas costumbres se aplican a todos: de los jóvenes a los ancianos. Cada una de estas edades, incluyendo la de las jóvenes chicas, tiene su propio conjunto de reglas que son totalmente italianas en su esencia.
Primera comunión
La primera comunión para las jóvenes es una parte fundamental para el ingreso en la Iglesia Católica. La ocasión es un acontecimiento importantísimo en la vida de los italianos. Jóvenes de ambos sexos celebran la primera comunión. Las niñas usan un tradicional vestido de seda y un pañuelo o velo sobre la cabeza. La familia prepara una gran fiesta para celebrar el evento, con comida y bebida para los familiares y amigos, y la niña crisada gana regalos de aquellos que testificaron ese día especial.
Ropa tradicional
Hasta hoy, las jóvenes italianas difícilmente visten pantalones. El patrón es usar un vestido o camisa de manga larga con falda. En la actualidad, estas piezas suelen seguir las tendencias de la moda, pero en el siglo 18 la regla era vestirse según la tradición, con faldas largas y blusas de manga larga con chaquetas bordadas. El pelo también era respetuosamente cubierto, normalmente con un pañuelo. Algunos aspectos de este tipo de vestimenta varían de región a región, pero el estilo todavía se utiliza cuando las niñas participan en festivales y desfiles.
El nombre del bebé
Cuando una niñita nace, normalmente hay una manera tradicional de elegir el nombre. El criterio dependerá de cuántos hermanos nacieron antes de ella. El nombre de la primera hija debe ser el mismo de la abuela paterna, mientras que la segunda tendrá el nombre de la abuela materna. Si hay más hijos, sus nombres serán homenajes a parientes cercanos, amigos o santos. A veces, una elección femenina del nombre del abuelo paterno o materno es elegida.
expectativas
Tradicionalmente, una chica italiana se comporta en la sociedad siguiendo las reglas del padre. Aunque esta costumbre no es tan rígida, el padre todavía es quien da la última palabra en asuntos como el noviazgo, las vestimentas y otros que surgen mientras crezca. Cuando está casada, se considera que la muchacha ya no necesita seguir las normas dictadas por el padre, pero su opinión seguirá teniendo cierta importancia.