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La erliquiosis canina es una enfermedad causada por la bacteria de una garrapata que afecta la sangre del perro. Cuando es detectada precozmente, es fácilmente tratable por su veterinario, pero cuando no se puede desarrollar de forma crónica, a menudo se convierte en fatal. El tratamiento generalmente implica la internación del perro y el cuidado de apoyo para controlar los síntomas. La prevención rutinaria a la garrapata puede mantener a su perro libre de la enfermedad.
Fase aguda
La primera fase de la erliquiosis es la fase aguda y, normalmente, ocurre algunas semanas después de la infección. La enfermedad se transmite a través de la picadura de una garrapata que se encuentra más comúnmente en el suroeste de los Estados Unidos. Después de ser picado por el parásito, la bacteria ataca el sistema cardiovascular causando fiebre, vasculitis y anemia. Estos síntomas a menudo dan origen a síntomas secundarios, como anorexia, letargo y respiración acelerada. Esta fase generalmente dura cerca de dos semanas y los síntomas, por ser tan leves, pueden no ser notados, llevando al perro a la segunda fase, donde la enfermedad permanece latente durante varios años.
Si los síntomas son lo suficientemente graves para ser notados, los antibióticos y los cuidados complementarios son una forma exitosa de tratamiento para la recuperación completa del perro. Para confirmar el diagnóstico, el veterinario realizará una serie de pruebas de verificación de la presencia de la bacteria. La utilización del antibiótico doxiciclina (4 a 6 semanas), es generalmente exitosa en la eliminación del organismo. En perros anémicos, la hospitalización y la administración de fluidos por vía intravenosa pueden ser necesarios para estabilizarlos. Los perros gravemente anémicos pueden necesitar transfusiones de sangre o terapia esteroide para desbaratar la enfermedad.
Fase crónica
Si la aparición de la enfermedad en la fase inicial no se observa o se trata, la bacteria se latente durante varios años. Durante ese período, el sistema inmunológico del perro va a trabajar para eliminarla del cuerpo, pero si este proceso no es exitoso, la fase crónica normalmente se desencadena, haciéndose a menudo fatal.
En ese momento, el organismo comienza a atacar la médula ósea, lo que resulta en la debilidad del sistema inmunológico y en un bajo conteo de glóbulos rojos. El tratamiento de soporte debe administrarse cuando se observan estos síntomas, haciendo necesaria la hospitalización periódica y el tratamiento con esteroides para algunos perros. En esta fase, los antibióticos se pueden utilizar con éxito en la eliminación del organismo, pero los daños causados al cuerpo del animal afectado ya se han impuesto.
Este problema puede ser totalmente evitado con la aplicación regular de medicamentos preventivos contra las pulgas y las garrapatas, como Frontline o Revolution. Esto evitará la picadura de la garrapata que infecta al perro. Después de llevar a su perro en áreas arboladas, donde es alta la incidencia de garrapatas, examine el perro completamente para asegurarse de que no ha sido mordido.