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Cualquiera que tenga conejos como mascota sabe cuánto pueden producir estiércol rico todos los días. Como son herbívoros, su estiércol contiene muy buenos nutrientes para el suelo de su jardín. Los gránulos de conejo se pueden agregar directamente al jardín o se pueden mezclar con recortes de jardín para crear un fertilizante rico.
Paso 1
Cava un hoyo de al menos 30 por 60 cm en una esquina del camino de tu jardín para usarlo como pozo de abono o prepara un contenedor de abono que hayas comprado.
Paso 2
Agregue los recortes de pasto, las hojas y los restos de alimentos orgánicos como cáscaras de vegetales o lechuga marchita y colóquelos en su pozo o contenedor de abono.
Paso 3
Recoge el excremento del conejo del lugar donde están los conejos y colócalo en el pozo o contenedor de abono. Si utiliza un recipiente natural y biodegradable, coloque todo el contenido en la bandeja.
Paso 4
Utilice una horquilla para incorporar el nuevo material a los restos existentes.
Paso 5
Riega el fertilizante hasta que esté húmedo. Utilice la horquilla para mezclar y voltear los materiales para asegurarse de que todos los componentes se rompan.
Paso 6
Mantenga un balde de 15 litros cerca para tirar las sobras y el estiércol de conejo, si no está interesado en tirarlo directamente en su pila o caja de abono todos los días. Agregue a su abono y voltee la pila al menos una vez por semana. Agregue agua hasta que comience a retener la humedad.
Paso 7
Empiece a poner el fertilizante en su jardín tan pronto como se convierta en una mezcla rica y oscura.