Contenido
- introducción
- El ansioso
- El mentiroso
- El escandaloso
- El perezoso
- El pesimista
- El inconstante
- El ausente
- El rigor
introducción
Por lo general, no son objeto de muchos amores. Pueden estar ocupando sus puestos por competencia, largo tiempo de trabajo o incluso por lazos familiares. Usted ya debe haber imaginado que estamos hablando de los jefes, ¿no es así? La convivencia de los funcionarios con sus patrones no siempre es fácil, ya que el propio hecho de estar en una posición jerárquica superior puede no generar simpatía, lo que se vuelve aún peor cuando éstos sacan a los empleados de lo serio. Conozca los tipos más irritantes de los jefes y sepa cómo manejarlos.
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El ansioso
El jefe ansioso no deja al empleado en paz. Él es impaciente y está siempre chequeando con el funcionario el progreso del trabajo hasta el punto de no dejar que se concentre y realice sus tareas. El jefe ansioso muchas veces desconfía de que su subordinado esté haciendo otras actividades en el horario del expediente en lugar de trabajar. Otras veces, él puede también hacer tormenta en el vaso de agua debido a pequeñas adversidades e incluso creer que están conspirando contra él. Manténgalo continuamente informado de lo que está haciendo para que se vea menos estresado.
Jupiterimages / Photos.com / Getty Images GuardarEl mentiroso
Usted está seguro de que no recibió ese correo electrónico con la solicitud del cliente, pero su jefe insiste en decir que envió el mensaje y dice hasta cuando hizo el envío. O bien, su patrón se pone en afirmar que explicó cómo debería haber sido realizada aquella tarea que usted no hizo correctamente porque no había sido orientado. La verdad es que los jefes mentirosos pueden encubrir errores cometidos por ellos mismos, jugando la culpa en funcionarios inocentes. Para prevenir este tipo de acción, siempre junte todas las pruebas de su inocencia y sea paciente, pues con el tiempo la verdad vendrá a la superficie.
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El escandaloso
Él tiene un tono de voz normalmente alto y va a estar siempre gritando, sea porque no encuentra la cartera o porque su equipo perdió. El jefe escandaloso va a pelear en el teléfono y le gustará tener una audiencia para escucharlo. Él no hace distinción, gritando en alto y buen sonido con la secretaria y hasta con el presidente de la empresa. El jefe escandaloso generalmente tiene la autoestima baja y la mejor manera de lidiar con él es usando el mismo tono de voz. Pero sepa que este es un riesgo que usted asumirá, ya que puede que no le guste y terminen despidiendo.
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El jefe perezoso no hará ceremonia en llegar tarde en el trabajo, de prolongar la hora del almuerzo y de arriba aparecer sólo para marcar presencia al final del expediente. Él adora no hacer nada y siempre está pasando el propio trabajo a su subordinado. Al tener que asumir compromisos que no son suyos, usted quedará sobrecargado, perjudicando su rutina profesional y retrasando sus plazos. Intenta exponer la situación en una reunión general con todas las áreas, pero cuidado porque puede conseguir revertir la situación.
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El pesimista
No basta el día estar hermoso allá afuera, que el jefe pesimista va a estar siempre llevando una nube propia de tinieblas sobre su cabeza. Con dificultad en tomar decisiones, él tendrá una perspectiva negativa de las cosas, esperando siempre lo peor. El jefe pesimista dirá cosas como el plazo no será cumplido, el cliente no va a aceptar o su idea no funcionará. No se deje contaminar por su pesimismo e intente hacerle ver también aspectos positivos, lo que va a fortalecer la confianza de éste y su capacidad de decisión.
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Usted nunca sabrá lo que él quiere, ya que lo que era bueno ayer probablemente no será más hoy, haciendo difícil la convivencia. Indeciso e inseguro, el jefe inconstante, además de cambiar de idea fácilmente, puede tener diferentes criterios de acuerdo con cada funcionario. Además de traer dudas acerca de la elaboración de las tareas e inseguridad al ambiente de trabajo, este tipo de actitud puede generar malestar entre los funcionarios que tienen tratamientos distintos. Exponga a su jefe que usted se siente incomodado con la situación y que desea entender mejor lo que él desea.
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El jefe ausente poco sabe sobre el trabajo o la empresa y normalmente asume el cargo por tener vínculos familiares con la dirección, por imposición o cuestión de prestigio. Como él sólo ocupa la posición formalmente, el trabajo queda a cargo de sus subordinados. Por tener costas calientes, el jefe ausente normalmente no se preocupa por hablar o hacer tonterías, pudiendo incluso tener ideas innovadoras, pero poco funcionales, lo que termina atrapando al equipo. Para ganar la simpatía de él, usted puede ayudarle en tareas diarias, como elaboración de hojas de cálculo o en la planificación de trabajo.
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Severo, no admite oposición, suele ser violento en el uso de las palabras y disminuye la autoestima del equipo. El jefe riguroso nunca está satisfecho y le gusta decir que tiene la mejor solución para todo, lo que a menudo es un obstáculo a la evolución y al cambio. Con un comportamiento bastante incisivo, el jefe riguroso puede incluso hacer que usted crea que está equivocado aunque no esté. Como él recibe el apoyo de la empresa, a título de productividad, usted difícilmente será escuchado. Si no desea pasar por este estrés, es mejor pedir dimisión o transferencia a otro sector de la compañía.