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Los quistes sebáceos caninos son nódulos grasos bajo la piel del perro. La mayoría de las veces son inofensivos o benignos. Es muy raro que un quiste sebáceo sea maligno, pero no es imposible. El mejor a hacer es observar del animal y, si percibe una hinchazón o nódulo nuevo, llevarlo al veterinario para ser examinado. Entender lo que son quistes sebáceos, o lipomas, facilita el monitoreo del perro.
Marque una consulta con el veterinario si percibe cualquier hinchazón diferente en la piel de su perro (Dean Golja / Digital Vision / Getty Images)
Perros con mayor riesgo
Los quistes sebáceos aparecen con mayor frecuencia en perros de mediana edad y mayores, por ser menos activos que los más jóvenes. Las hembras corren más riesgos que los machos, así como animales con sobrepeso u obesos. Las razas más susceptibles incluyen Doberman Pinscher, Schnauzer miniatura, Labrador Retriever y las razas mezcladas, pero los lipomas no se consideran un defecto genético.
ubicación
Los lipomas se pueden encontrar en cualquier parte del cuerpo del perro, pero suelen aparecer con mayor frecuencia en el pecho, estómago o bajo vientre y muslos, bajo la piel; a veces pueden arraigarse entre el músculo y el tejido conectivo. Normalmente crecen lentamente y no se extienden por todo el cuerpo. Compruebe estas áreas cada semana y, si percibe un nódulo nuevo, pida a su veterinario para investigarlo y asegurarse de que se trata de un tumor graso y no una masa maligna
carácter
Los quistes sebáceos generalmente son nódulos redondos que se mueven bajo la piel y tienen los bordes lisos. Su perro no va a perder el pelo del área alrededor del quiste ni sentir dolor si se toca; la piel no quedará irritada o roja. El tamaño del quiste no es consistente, pudiendo ser muy pequeño o quedar del tamaño de una bola de boliche.
tratamiento
Los quistes sebáceos caninos no son dolorosos y no presentan riesgo de vida para el perro, entonces los veterinarios prefieren dejarlos en paz. Debido a los riesgos y complicaciones de las cirugías, no vale la pena emprenderlas solamente para la remoción del nódulo. Sin embargo, si su ser anestesiado y sometido a un procedimiento quirúrgico por alguna otra razón, el veterinario puede aprovechar y quitar el lipoma. Generalmente los dueños controlan los quistes cada mes, entonces, si hay un cambio repentino en su apariencia, si empiezan a sangrar o aumentar de tamaño demasiado para afectar los movimientos del perro, su veterinario puede optar por retirarlos.