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La acelga es una verdura muy nutritiva. Es rico en muchas vitaminas y nutrientes, incluidas las vitaminas K, A, C y E, magnesio, potasio, hierro y fibra. Las hojas se cosechan jóvenes y deben utilizarse frescas. Puede guardarlos en la nevera en bolsas para congelar o sobre toallas de papel húmedas. Conservarán un sabor y una textura agradables durante dos a cuatro días. Si tiene muchas acelgas en su jardín, puede congelarlas fácilmente para usarlas en invierno.
Paso 1
Corta las acelgas con un cuchillo afilado o unas tijeras. Colóquelo en una sartén o colador y lávelo, moviendo las hojas en el agua para eliminar cualquier suciedad o residuo. Revise cada hoja a fondo para eliminar la suciedad atascada en las ranuras. Una vez que la acelga esté limpia, escurre el agua.
Paso 2
Llena una cacerola con suficiente agua para cubrir las acelgas. Deja que el agua hierva. Mientras el agua hierve, corte los tallos (no se congelan bien) y déjelos a un lado para otro uso. Corta las hojas en trozos, del tamaño que prefieras.
Paso 3
Coloca las acelgas en agua hirviendo durante dos minutos. Escúrrelo y ponlo en agua helada hasta que se enfríe; este proceso se llama blanqueo.
Paso 4
Retirar la mayor cantidad de agua posible de las acelgas, colocarlas en bolsas para congelarlas y sellarlas. Coloque las bolsas planas hasta que se congelen.