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El cólico es una enfermedad común en los caballos. Este es un término generalizado que se utiliza para referirse al dolor localizado en el abdomen del animal. En la mayoría de los casos, son leves y están provocados por la acumulación de gases en los intestinos. Este problema se trata fácilmente si se detecta y trata a tiempo. Sin embargo, si el problema no se detecta ni se trata, los cólicos pueden volverse mucho más graves. Si nota síntomas de cólicos en su caballo, como pérdida de apetito, sudoración sin motivo aparente, apatía y respiración rápida, siga estos pasos en la guía a continuación para comenzar el tratamiento de inmediato.
Paso 1
Asegúrese de que el caballo no tenga acceso a alimentos sólidos, solo agua. Retire cualquier cosa de su comedero que puedan comer.
Paso 2
Mezcle una taza de café caliente y fuerte, dos cucharaditas de jengibre molido y 60 g de licor de caramelo. Se pueden usar otros tipos de licor, pero como la mayoría de los mamíferos, los caballos tienen preferencia por los alimentos dulces. El café actuará como un laxante suave, el jengibre ayudará a aliviar la gasa y el licor reducirá la tensión muscular.
Paso 3
Llena una jeringa médica con la mezcla de café y dáselo al caballo. Cuando ingiera la bebida, colóquese el cabestro y coloque la guía.
Paso 4
Camine al caballo durante 20 minutos y déjelo reposar otros 20 minutos. Repite este proceso durante tres a seis horas. En algún momento, el caballo comenzará a eliminar la gasa. Incluso puede tener una evacuación. Estos son los indicadores de que está pasando el cólico. Cuando el animal comience a pastar, retire la guía. Aliméntelo nada más que heno y pasto durante las próximas 24 horas.
Paso 5
Llame al veterinario de inmediato si nota alguno de los siguientes síntomas: si el caballo comienza a rodar o a actuar agresivamente, las encías están pegajosas o secas o si el caballo se acuesta pero no puede levantarse. Dile al veterinario que tu caballo tiene cólicos y prepárate para dar la siguiente información: qué signos de cólicos está mostrando el animal, temperatura, presión arterial o el número de latidos por minuto (presiona a cada lado del cuello, justo debajo de la mandíbula para controlar el pulso), el historial médico del animal y la información sobre sus heces, incluida la frecuencia, cantidad y consistencia. Mantenga al animal bajo vigilancia hasta que llegue el veterinario.