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La avellana es el fruto de la avellana y los arbustos. Esta fruta y su aceite son ingredientes comunes en alimentos como galletas, pasteles y chocolates. Las avellanas se pueden comer crudas o tostadas. Según Lucy Gerspacher y Jim Piper, autores de "Hazelnuts and More" (Avellanas y más), tienen mucho hierro, calcio y proteínas, lo que los convierte en una adición beneficiosa para la mayoría de las dietas. Puedes comerlos crudos, quitarles la piel y la piel o tostarlos.
Paso 1
Retire la cáscara de las avellanas con una galleta de nueces. Cómprelos pelados si prefiere omitir este paso.
Paso 2
Envuelva un puñado de avellanas en un paño de cocina y frótelas de un lado a otro entre las manos o sobre una superficie. Continúe haciendo esto durante dos minutos para quitarles la piel y consumirla pura.
Paso 3
Tostar las avellanas en un horno precalentado a 150ºC y colocarlas en un molde, sin engrasarlo, en una sola capa uniformemente.
Paso 4
Hornea las avellanas en el horno durante 20 a 25 minutos o hasta que estén doradas. Retire la bandeja para hornear del horno, use guantes adecuados para evitar quemarse. Déjalos enfriar antes de consumirlos.
Paso 5
Guarde todas las avellanas sin usar en una bolsa sellada para congelador; los conservará durante 12 meses.