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La zanahoria rallada no solo aporta más color y sabor a distintos platos, sino que también le da un toque más suave y refinado a cualquier comida. Rallar la zanahoria también le ahorra tiempo al cocinar, pero las verduras ralladas se deterioran rápidamente cuando se dejan en el refrigerador. Al congelarlas, siempre tendrás zanahorias disponibles cuando las necesites, sin ningún riesgo, pero las zanahorias deben cocinarse rápidamente antes de congelarlas.
Paso a paso
Paso 1
Ponga a hervir 1 litro de agua en una cacerola grande. Prepare un cuenco de agua con hielo.
Paso 2
Ponga unos 500 g de zanahorias ralladas en un colador. Sumerge el colador con las zanahorias en agua hirviendo.
Paso 3
Hervir las zanahorias durante dos minutos. Fija el tiempo de cocción desde que el agua hierve después de agregar las zanahorias.
Paso 4
Levante el escurridor de la sartén y sumérjalo en agua helada durante dos minutos para que se enfríe por completo.
Paso 5
Vierta el recipiente con agua y zanahorias en un colador. Escurre el agua de las zanahorias y sécalas con una toalla de papel.
Paso 6
Extienda las zanahorias en una capa fina sobre una bandeja para hornear forrada con papel de aluminio. Tapar la bandeja y congelar las zanahorias durante dos horas.
Paso 7
Transfiera las zanahorias congeladas a un recipiente o bolsa de plástico. Cierra el recipiente y devuelve las zanahorias al congelador hasta que quieras usarlas.