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La tapa del distribuidor y el rotor trabajan juntos para distribuir la energía de la bobina de cada bujía individual. A medida que el eje del distribuidor hace girar el rotor, su contacto metálico pasa a cada uno de los contactos metálicos individuales dentro de la tapa del distribuidor. Esto permite que la energía de la chispa viaje a través de los cables de las bujías hasta llegar a las bujías. La energía luego sale a través de la abertura de la bujía, produciendo una chispa. Esta chispa es lo que enciende la mezcla de combustible dentro de cada cilindro.
Paso 1
Levante el capó de su vehículo y ubique la tapa del distribuidor. Inspeccione si tiene signos de rotura o decoloración.
Paso 2
Encienda el motor y escuche cualquier ruido de clic inusual. Estos pueden indicar una tapa rota o posiblemente una mala instalación de un cable de bujía a la tapa del distribuidor. El sonido de clic es causado por una abertura que se creó en el sistema y por la electricidad que sale de esa abertura. Los cables de bujía gastados también harán esto.
Paso 3
Estacione el vehículo en un área sombreada y deje el motor en marcha. Busque chispas alrededor de la tapa del distribuidor y los cables. Cuando sale electricidad por la abertura de la conexión, a menudo puede verla y oírla.
Paso 4
Detenga el motor y retire la tapa del distribuidor. Esto se puede hacer girando los tornillos de fijación de la izquierda o levantando los clips de montaje laterales, según el tipo de distribuidor.
Paso 5
Inspeccione el rotor en busca de signos de corrosión o rotura. Inspeccione el interior de la tapa del distribuidor en busca de signos de grietas. Busque señales de "rastros de carbono" dentro de la tapa del distribuidor. Estos son rastros de carbono que canalizarán la energía lejos del contacto con el metal. La presencia de cualquiera de estos indicadores requiere el reemplazo de la tapa del distribuidor y el rotor.