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En las últimas décadas, el estatus de muchas especies de ballenas ha sufrido constantes amenazas. Hoy, 7 de las 13 mayores especies de ballenas están listadas como vulnerables o amenazadas de extinción. Hay varias razones por las que se han vuelto amenazadas, algunos ambientales, pero la mayoría debido a las actividades humanas.
Caza comercial de ballenas
Una de las mayores amenazas a las poblaciones de ballenas alrededor del mundo es la caza comercial. Las leyes internacionales prohíben la caza comercial de ballenas, pero, sin embargo, muchos pescadores comerciantes-e incluso algunos países, como Japón, ignoran la moratoria internacional sobre esta actividad. En consecuencia, cada año, más de 1.000 ballenas son cazadas, muertas y vendidas en el mercado, disminuyendo su población y arriesgando la supervivencia de las especies. Ellas son cazadas por su carne, aceite, grasa y para otros usos.
Presas en equipos de pesca
En el pasado, las redes de arrastre se utilizaban en la pesca comercial. Estas redes leves tomaban grandes cantidades de cardúmenes de peces, pero también otras especies marinas que no deberían cazarse, incluidas las ballenas. A pesar de haber sido prohibidas fuera del área de 321 km de la costa en los años noventa, algunas redes viejas todavía permanecen en el océano y algunos países continúan usándolas. Cuando las ballenas quedan atrapadas en esas redes, normalmente ahogan.
polución
El envenenamiento de hábitats marinos también amenaza la población y la salud de varias especies de ballenas. La contaminación como la basura tóxica, los derrames de petróleo, la basura y los productos químicos perjudican a las poblaciones de ballenas, ya que ingeren estos materiales. Algunas veces, los detritos ofrecen peligro de asfixia, y otras veces son sus elementos nocivos a la salud que los envenenan. Estos materiales también pueden tener un impacto en la cadena alimentaria, limitando o haciendo que la comida consumida por las ballenas esté envenenada.
Colisiones con buques
Como el comercio comercial internacional sigue creciendo, cada vez más buques están teniendo contacto con la población de ballenas. Algunas veces, chocan con los buques comerciales y se mueren o se lastiman - por ejemplo, al entrar en contacto con la hélice propulsora del buque. El tráfico de buques también puede perturbar el hábitat de las ballenas debido a su fuerte ruido, asustándolas y haciendo que salgan de las áreas donde deberían estar alimentándose o apareando.