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Lo último que quieres que suceda cuando abres una lata de cerveza fría es descubrir que tiene un sabor extraño, insípido o huele mal. El exceso de luz y oxígeno pueden estropear la cerveza, permitiendo que continúe el proceso de fermentación o acelerando la transformación del alcohol en vinagre, haciendo que la cerveza sea desagradable. La cerveza podrida apesta y tiene un sabor diferente.
Paso 1
Busque la validez de la cerveza en la botella o lata. La mayoría de las cadenas de supermercados extenderán su vigencia por varios meses, si son enlatados o embotellados. Las cervezas que vienen en barriles pueden durar uno o dos meses, mientras están cerradas, pero solo unos días si el barril está abierto.
Paso 2
Vierta la cerveza en un vaso y observe la espuma y la transparencia. Si la cerveza está demasiado turbia, es posible que se haya congelado y su sabor se verá afectado. La falta de espuma o espuma que desaparece rápidamente puede indicar que la cerveza ha sido contaminada por vasos o barriles sucios.
Paso 3
Huele la cerveza. La cerveza podrida puede oler a huevos podridos, especialmente si es cerveza embotellada. Esto se debe a la fermentación, debido al exceso de luz.
Paso 4
Prueba la cerveza, si aún no estás seguro de si está en mal estado. Si tiene un sabor amargo y ligeramente ácido, significa que el alcohol de la cerveza ha comenzado a fermentar nuevamente en vinagre. La cerveza podrida también puede saber a fruta podrida o simplemente no sabe ni hace espuma.