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Cuando dos átomos se combinan en un compuesto, existe un enlace entre ellos. Este enlace puede ser entre dos átomos del mismo elemento o dos elementos diferentes. Los enlaces covalentes ocurren cuando los átomos comparten pares de electrones, mientras que los enlaces iónicos comparten solo un electrón. Los enlaces covalentes requieren más energía para romperse que los enlaces iónicos, lo que significa que los enlaces iónicos tienden a ser más solubles, como lo demuestra la forma en que la sal de mesa (cloruro de sodio) se disuelve fácilmente en agua.
Paso 1
Observa la estructura del compuesto. Las sustancias con enlaces iónicos no tienen una forma finita, mientras que los enlaces covalentes tienen formas distintas y definidas.
Paso 2
Calienta el compost hasta que hierva. Los enlaces covalentes tienen puntos de ebullición relativamente bajos, mientras que los enlaces iónicos tienen puntos de ebullición más altos. Por tanto, muchas sustancias covalentes son líquidos o gases a temperatura ambiente.
Paso 3
Pon el abono en agua. Si el agua disuelve el compuesto, es iónico, ya que los enlaces iónicos se disuelven en sustancias polares, como el agua. Si no se disuelve en agua, entonces el compuesto es covalente. Asimismo, los compuestos no iónicos no se disuelven fácilmente en sustancias no polares.
Paso 4
Determine qué sustancias están unidas. Los enlaces iónicos se forman entre un no metal y un metal, como los iones de plata y los iones de nitrato para formar nitrato de plata. Los enlaces covalentes se forman entre dos no metales, como el carbono y el oxígeno, cuando se unen para formar monóxido de carbono.