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La terapia con láser implica el uso de un nivel bajo de luz roja e infrarroja para aumentar el flujo sanguíneo, reducir el dolor y la inflamación, estimular la curación de tejidos más rápida y la síntesis de colágeno y promover la curación de heridas. La palabra "láser" es un acrónimo de amplificación de luz mediante emisión de radiación estimulada. Los estudios han demostrado que la terapia con láser de baja potencia es eficaz en el tratamiento de pacientes con síndrome del túnel carpiano y otras enfermedades.
¿Cómo funciona eso?
Se dirige un rayo de luz infrarroja sobre el área a tratar. La luz penetra en la piel y activa receptores en el tejido para provocar un aumento del metabolismo celular. El aumento de la actividad celular facilita otros cambios, como el aumento del flujo sanguíneo y la reparación de tejidos. El láser opera a nivel subterráneo, por lo que no hay efecto de calentamiento, ni daño a la piel, donde se aplica.
¿Cuándo se usa la terapia con láser?
Este tratamiento está indicado para muchos tipos de lesiones. Actualmente, los estudios han demostrado que la Terapia Láser tiene resultados beneficiosos en el tratamiento del dolor en general, y en el tratamiento de enfermedades inflamatorias, como el Síndrome del Túnel Carpiano, tensión muscular y esguinces de ligamentos, así como trastornos neurológicos, rotura de discos donde los nervios se ven afectados. También puede ser útil para curar heridas grandes después de la cirugía.
Contraindicaciones para la terapia láser
Las contraindicaciones son condiciones o criterios específicos que pueden impedir que alguien reciba tratamiento. Por lo general, le indican cuándo no es aceptable realizar una tarea específica. Las contraindicaciones para la terapia con láser incluyen: antecedentes de tumor maligno o cáncer, terapia de la región del cuello, cuando hay problemas de tiroides y antecedentes de epilepsia. Además, no debe usarse en la barriga de mujeres embarazadas, en los ovarios y testículos, ni en la retina del ojo. Algunos médicos consideran que este tratamiento no debe realizarse si el paciente tiene fiebre o una enfermedad infecciosa, ciertos trastornos sanguíneos o en caso de pérdida de sangre.