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El seroma es la acumulación de líquido similar a un tumor que ocurre en un sitio quirúrgico o después de un trauma. Está formado por la acumulación de linfa, que es un líquido formado en parte por linfocitos. Estos son una parte normal del proceso de curación de su cuerpo y se forman pequeños seromas después de todas las incisiones quirúrgicas. Aparecen como nódulos llenos de líquido amarillo o blanco y no son una condición potencialmente fatal en sí mismos. Se convierten en un problema cuando el líquido continúa acumulándose, lo que a menudo provoca dolor y amenaza de infección. En ese momento, es necesaria la intervención médica. Aunque se puede hacer algo en casa para tratar los seromas, solo su cirujano o médico puede sugerir o administrar el tratamiento adecuado. Ningún medicamento trata ni cura los seromas. Los médicos generalmente les permiten arreglarlo ellos mismos o drenarlos.
Paso 1
Conserve sus sondas de drenaje. Después de la cirugía, su médico puede haber adaptado un dispositivo de drenaje para su herida. Pídale a su cirujano instrucciones específicas de cuidado e higiene. En general, no duerma del mismo lado de la sonda. Vacíe el desagüe, si es necesario. Mantenga sus manos muy limpias cuando cambie los apósitos o manipule la sonda.
Paso 2
Visite a su cirujano o médico para drenar su seroma. Si se vuelve lo suficientemente grande como para causar dolor o interferir con su estilo de vida, es posible que sea necesaria la visita del cirujano para drenarlo. Usando una aguja, drenará la mayor cantidad de líquido posible, lo que disminuye el tamaño del seroma. En condiciones extremas, su médico realizará otra cirugía para extirpar el seroma.
Paso 3
Haga una cita con su médico lo antes posible si tiene problemas con su seroma. Un seroma puede tardar entre un mes o incluso un año en sanar, y no debería sentir dolor ni malestar durante la recuperación. Tenga en cuenta la condición y el tamaño del seroma, y avise a su médico si aumenta, en lugar de disminuir gradualmente, si el líquido comienza a drenar o si hay enrojecimiento, calor y sensibilidad en el área. Hablar con su médico lo antes posible puede ayudarlo a evitar complicaciones.
Paso 4
Sepa cuándo buscar la atención médica necesaria. Los seromas pueden infectarse y las infecciones graves pueden poner en peligro la vida. Marque 192 si sus síntomas incluyen drenaje de pus del seroma, fiebre superior a 38 grados, dolor intenso, frecuencia cardíaca rápida o si la herida se abre de manera significativa. Todo esto indica una infección grave.