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Debe entenderse que existen grandes diferencias entre adultos y niños. Mientras que los adultos sanos son mental y emocionalmente maduros y completamente desarrollados, los niños todavía se están desarrollando. El niño aún debe sufrir varios cambios drásticos antes de convertirse en adulto y es importante tener esto en cuenta, recordando al menos las diferencias más obvias en el cuidado de adultos y niños.
Diferencias anatómicas
Las diferencias más obvias entre niños y adultos son físicas. Los adultos son más grandes que los niños y tienen una mayor masa muscular para proteger los órganos internos; varias lesiones en los adultos no son tan graves como lo serían en los niños. La cabeza de un niño también es proporcionalmente más pesada y más grande, lo que hace que las lesiones en la cabeza sean más probables y comunes, porque los niños tienden a tener problemas de equilibrio durante el desarrollo. Los niños también tienen un esqueleto más flexible, lo que hace que las pequeñas fracturas pasen desapercibidas con mayor facilidad que en los adultos.
Diferencias fisiológicas
Además de las diferencias anatómicas más obvias entre adultos y niños, también existen algunas diferencias fisiológicas drásticas. Los niños tienen tasas metabólicas más altas que los adultos, lo que los hace más vulnerables a los contaminantes que se pueden encontrar en los alimentos y el agua y los pone en mayor riesgo de deshidratación cuando están enfermos o estresados. El sistema inmunológico de los niños también se está desarrollando y las enfermedades que son menos graves en los adultos pueden ser mucho más peligrosas para un niño.
Diferencias en el desarrollo
Otras diferencias obvias entre niños y adultos están relacionadas con el desarrollo. Es especialmente importante tener esto en cuenta cuando se trata de barreras de comunicación. Por ejemplo, los bebés y los niños muy pequeños no son capaces de comunicarse verbalmente y, mientras aprenden el idioma poco a poco, no comprenden patrones de habla más complicados que utilizan los adultos. Los niños se adaptan y aprenden idiomas con mucha más facilidad que los adultos, por lo que muchos adultos tienen más dificultades para aprender un idioma extranjero que un niño que estuvo expuesto a él a una edad mucho más temprana.
Diferencias emocionales
Las diferencias más fascinantes entre adultos y niños se refieren al desarrollo emocional. El adulto típico está completamente desarrollado emocionalmente y es poco probable que experimente cambios significativos que no sean causados por factores subyacentes, como daño cerebral. Por otro lado, los niños todavía se están desarrollando emocionalmente hasta el final de la adolescencia o la edad adulta temprana. Un niño tiene necesidades emocionales específicas en diferentes momentos de su vida y cualquier buen padre o tutor debe recordarlo. Los niños más pequeños también son mucho más sensibles a los cambios en el mundo que los rodea, especialmente cuando están bajo mucho estrés.