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Un homenaje es una forma de honrar a alguien importante, ya sea un amigo o una figura pública que nunca conoció. Si le piden hablar en una ceremonia, usted probablemente querrá pasar algún tiempo planeando un discurso para presentar en la ceremonia en honor del homenajeado. Los mejores discursos son los honestos, personales, leves y sinceros, al mismo tiempo captando la esencia del homenajeado.
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Mantenga el tono de la ocasión. Por ejemplo, un discurso solemne y conmovedor hecho en un funeral tendrá un tono muy distinto de una fiesta de graduación, donde la atmósfera es exuberante y alegre. Si usted está en duda acerca de incluir algún chiste que pueda sonar insensible, déjelo fuera.
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Conozca a su público, lo que también tiene que ver con entender el tono de la ocasión. Tenga en cuenta quién estará en la ceremonia, lo que trae a estas personas y lo que esperan escuchar. Un discurso homenajeando a un amigo será mucho más informal.Será la oportunidad para que usted inserte sus propias anécdotas y experiencias en el discurso. Sin embargo, un discurso en honor a una organización necesita una comunicación más formal y rígida.
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Hable de los puntos fuertes y positivos del asunto que se está celebrando. Mientras en algunos eventos existen juegos psicológicos sutiles, el tono general del evento debe siempre ser conmemorativo y elogioso al sujeto del homenaje. Algunos rasgos a ser explorados son coraje, creatividad, independencia, paciencia o sentido del humor. En vez de sólo listar estas cualidades, dé ejemplos de cuándo se han revelado estas cualidades importantes.
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Finalizar la ceremonia con una historia o descripción que permitirá a todos conectarse individualmente con la persona, o grupo de personas, que es el foco del evento. Piense en sus palabras de clausura como un llamado a la acción: ¿cómo quiere que el público recuerde al sujeto? Incluya palabras inspiradoras o pruebas que lleven a las personas a sentirse de esa manera.