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Un quiste renal es una bolsa llena de líquido acuoso, que se desarrolla en uno o ambos riñones y, en general, tiene una forma redonda u oval. Normalmente es un hallazgo benigno (no canceroso) y raramente causa problemas. En realidad, muchas personas pasan toda su vida sin saber que tienen ese tipo de lesión. En caso de sospecha de quiste renal, busque las mejores opciones de tratamiento tan pronto como sea posible.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas de un quiste cortical renal incluyen dolor de espalda, en el abdomen, lateralmente entre las costillas y la cadera, micción frecuente, orina oscura o con sangre y fiebre. En la presencia de alguno de estos síntomas, el médico deberá ser consultado. Los exámenes solicitados para el diagnóstico de quiste renal son el ultrasonido, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM).
tratamiento
Los quistes pequeños, que no causan ningún problema de salud, normalmente no tienen relevancia clínica y son monitoreados con exámenes adicionales cada 12 meses. Sin embargo, cuando el paciente presenta síntomas de un quiste cortical renal, probablemente se transmite a un urólogo, que es el profesional especializado en el diagnóstico y tratamiento de las condiciones relacionadas con el aparato urinario.
Este profesional podrá determinar si los quistes renales han crecido al azar o si han sido causados por una enfermedad renal poliquística (DRP), una condición hereditaria que ataca los riñones y provoca el crecimiento de quistes. Cuando son pequeñas o en menor cantidad, estas lesiones generalmente no ofrecen ningún riesgo, pero cuando son múltiples o grandes, pueden causar dolor, infección y daño a los riñones. Si el urólogo sospecha de DRP, solicitará la realización de exámenes semestrales para verificar la presencia de quistes en los riñones.
Como opción de tratamiento, el médico puede drenar y endurecer permanentemente pequeños quistes corticales renales, a través de la inserción de una aguja directamente en ellos. El proceso quita el fluido de su interior y lo sustituye por alcohol, haciendo que el tejido que compone el quiste se endurezca. Los quistes mayores pueden requerir la remoción quirúrgica. La mayoría de los cirujanos prefieren el enfoque laparoscópico, que implica incisiones menores, un tiempo menor de internación y una recuperación más rápida. Durante el procedimiento, el médico drena el fluido de quiste y, a continuación, quita o quema la capa externa de tejido que lo envuelve.