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El éxito de un negocio es bastante influenciado por diferentes factores internos y externos. Aunque es prácticamente imposible controlar las fuerzas externas, como la situación económica mundial y la disponibilidad de capital, la gerencia debe guiar e inspirar las operaciones internas para asegurar una posición competitiva en el mercado. La adaptabilidad y la innovación son cruciales para ganar espacio y mantener la rentabilidad en climas económicos flotantes.
Eficiencia operativa
Ser competitivo en un mercado global requiere un producto o servicio innovador, un precio justo y un excelente plan de marketing. Para alcanzar estos objetivos, se necesita eficiencia operativa para mantener el precio competitivo. Un negocio bien administrado incorpora una meta compartida para inspirar el espíritu de cooperación entre departamentos. El liderazgo dinámico es fundamental para que un negocio tenga éxito en tiempos difíciles. Los gerentes financieros aseguran la disponibilidad de flujo de caja para pagar salarios y gastos adicionales. La gerencia de marketing crea ingresos por ventas al desarrollar formas creativas y eficientes de ganar clientes. Para completar el equipo, el sector de Recursos Humanos recluta a los profesionales cualificados necesarios para conducir el negocio.
Viabilidad comercial e innovación
Los clientes esperan valor. Armado con acceso a datos e información de productos, el cliente de hoy demanda innovación y una atención eficiente. Los precios y las características se pueden comparar fácilmente en Internet, incluso desde un teléfono móvil. Este nivel de información obliga a las empresas a convertirse en máquinas de marketing transparente. Con revisiones constantes de nuevos productos entre amigos, los clientes se expresan a través de Facebook y Twitter, difundiendo elogios y terribles críticas a una velocidad impresionante. Por estos motivos, la habilidad de una empresa para vender bien un producto determina el éxito de manera muy rápida y definitiva.
Factores económicos
No tiene un factor externo que afecte un negocio más que las condiciones económicas. Cuando los intereses son altos y el capital es caro de adquirir, las empresas pueden dejar de expandirse. Por otra parte, los intereses bajos estimulan el crecimiento y la innovación. Cuando el capital es escaso, la economía generalmente responde a contraerse, pues las empresas empiezan a acumular reservas para encarar recesiones. Una política de intereses favorable, de manera similar, alimenta la expansión económica y permite contratar y crecer. Los líderes empresariales modifican rápidamente los planes optimistas cuando los intereses aumentan; este énfasis en los intereses bajos es el motivo por el cual los municipios a menudo ofrecen caídas en las tasas por varios años a cambio de la relocalización de una empresa dentro del área. Los tipos de cambio también influyen en las decisiones de gestión de negocios. Con el mercado global expandiéndose anualmente, las cotizaciones pueden estimular o desalentar el crecimiento de la empresa. Por ejemplo, cuando el déficit en el comercio de Estados Unidos con China alcanzó niveles históricos en 2011, las alegaciones de una moneda china altamente desvalorizada dejaron a muchos estadounidenses furiosos, pues las empresas del país oriental acabaron perjudicando los precios de aquél.
competencia
La competencia modela el terreno de negocios, pues los ejecutivos crean estrategias basándose en las acciones de otras empresas. Ganar participación en el mercado es el objetivo de todo ejecutivo al contemplar el próximo encuentro trimestral con los accionistas. La forma obvia de alcanzar este fin es robar la cuota de una empresa menor de la competencia, usando técnicas como el aumento de presupuestos promocionales para superar las ventas o el establecimiento de un precio artificialmente bajo en un producto para obtener más clientes. Esta estrategia es usada por muchas empresas grandes para eliminar la competencia.
