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La planta de Aloe vera tiene numerosos efectos beneficiosos sobre la piel y la salud de sus hojas. La hoja de Aloe vera contiene propiedades que aportan beneficios antiinflamatorios, mejoran el sistema inmunológico y aumentan la hidratación de la piel. Las propiedades medicinales del Aloe son más potentes cuando la hoja está fresca. Si vas a utilizar muestras ya cortadas, debes saber cómo conservarlas para que duren el mayor tiempo posible.
Paso 1
Envuelva las hojas de Aloe vera en una envoltura de plástico y colóquelas en el refrigerador o congelador. Las hojas envueltas duran varios días cuando se refrigeran. Congelarlos hace que duren más. Use las hojas refrigeradas antes de que comiencen a ponerse amarillas. Descongélelos cuando se vayan a utilizar y vuelva a refrigerar la porción restante.
Paso 2
Corta los filetes de aloe vera y refrigera el gel. Use un cuchillo afilado para pinchar la hoja a lo largo, exponiendo todo el gel. Retire el material pastoso de la hoja con una cuchara y colóquelo en un recipiente oscuro. Enfríe el gel. Se degrada muy rápido, así que úselo pronto.
Paso 3
Mezcle vitamina E con su gel almacenado. Agregue el contenido de una cápsula de vitamina E a 10 ml de gel almacenado para aumentar la vida útil.