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Hay diferentes tipos de berenjenas disponibles en una variedad de colores. Los puedes encontrar en verde, morado, amarillo y naranja y en varios tamaños. Aportan nutrientes y añaden más sabor a recetas de todo el mundo. Desafortunadamente, tienden a echarse a perder rápidamente, lo que compromete su sabor y valor nutricional. Entender la diferencia entre una berenjena fresca y podrida es muy importante para una comida. Hay algunas observaciones simples que son relevantes para determinar su condición.
Paso 1
Tenga en cuenta el color de la piel de la berenjena. Debe ser claro y brillante. Un color descolorido y descolorido puede indicar que la verdura se ha echado a perder.
Paso 2
Asegúrese de que la berenjena tenga un tallo y una tapa de color claro. Si no tienen un color verde brillante y saludable, es posible que la berenjena no esté fresca.
Paso 3
Comprueba la firmeza de la piel de la berenjena. Presiónelo ligeramente y busque grietas. Si está agrietado, es probable que se dañe.
Paso 4
Busque hematomas, puntos blandos o signos de podredumbre en la piel y el tallo de la berenjena. Si estas marcas están presentes, la verdura ya no está fresca y no debe comerse.
Paso 5
Toma la berenjena y asegúrate de que sea densa para su tamaño. Cuando están frescas, tienen algo de peso, mientras que las estropeadas son más ligeras.
Paso 6
Abre la berenjena y busca semillas sanas y carne esponjosa. Si su interior está descolorido, sin consistencia, mohoso o tiene un fuerte olor agrio, entonces está dañado y debe desecharse.