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Los ricos sabores de la salsa marinara y la mozzarella complementan la cobertura crujiente de un pollo a la parmegiana. El plato es fácil de hacer, pero requiere tiempo de preparación. Hacer la receta con anticipación y congelarla ofrece una solución de comida rápida. La congelación y cocción adecuadas aseguran que el revestimiento del pollo permanezca crujiente y no se empape.
Paso 1
Engrase una bandeja para hornear de aluminio desechable con aceite. Use una sartén lo suficientemente grande para la cantidad de pollo que está preparando para acomodarlos en una sola capa.
Paso 2
Batir un huevo por cada 900 g de pollo. En un segundo tazón, mezcle 1/2 taza de pan rallado con 1 taza de queso parmesano. Agrega orégano y albahaca al gusto.
Paso 3
Sumerja el pollo en el huevo, cubriéndolo por completo. Ponlo en la mezcla de harina y dale la vuelta, para que se cubra toda la pechuga de pollo.
Paso 4
Coloque las pechugas de pollo empanizadas y crudas en el fondo de la sartén. Colóquelos de modo que los lados se toquen, pero no se superpongan.
Paso 5
Cubre la bandeja para hornear con papel de aluminio. Congela el pollo durante dos horas.
Paso 6
Coloque de 2 a 3 tazas de salsa marinara en una bolsa plástica de almacenamiento. Coloque 1 1/2 taza de mozzarella picada en una segunda bolsa. Retirar el aire de los contenedores y sellarlos.
Paso 7
Retire el papel de aluminio del pollo congelado. Coloque las bolsas de salsa y queso encima de la pechuga de pollo congelada y vuelva a colocar la tapa de aluminio.
Paso 8
Escribe las instrucciones de cocción en el papel de aluminio con un marcador permanente y devuelve la sartén al congelador. Cuando quieras preparar el plato, saca el recipiente del congelador y deja que se descongele todo su contenido. Para cocinar el pollo, retire los paquetes de salsa y queso de la sartén. Hornea el pollo sin tapar a 175 ºC durante 30 minutos. Cubra con salsa y queso, luego hornee por otros diez minutos.