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Las hojas de lechuga son bajas en calorías y están cargadas de vitaminas A, C y K. Las diferentes variedades de lechuga se mantienen frescas durante dos a siete días en el refrigerador, pero después de eso, estas verduras se pudrirán. Las hojas deshidratadas perderán algo de su color y sabor vibrantes, pero puede guardarlas para más tarde en sopas u otros platos.
Paso 1
Retire las hojas de lechuga de la cabeza y enjuáguelas individualmente con agua fría. Quita la suciedad visible e inspecciona las hojas mientras tanto.
Paso 2
Estire las sábanas y séquelas con toallas de papel. Trabajar con hojas mojadas retrasará el proceso de secado. Elimina las manchas marrones con los dedos. Tíralos. Precalienta el horno a 60º C.
Paso 3
Coloque el formulario en un banco o donde esté trabajando. Cortar la lechuga en trozos pequeños de 5 cm y colocarlos en la sartén. Extiéndalos en una sola capa.
Paso 4
Coloca la lechuga en el horno y deja la tapa abierta. Coloque un ventilador alto en la cocina para que el aire circule. La circulación del aire y el calor son la clave para deshidratar las verduras.
Paso 5
Hornea los trozos de lechuga durante cuatro horas o hasta que estén quebradizos al tocarlos. Retirar los trozos de lechuga con una espátula recta y esparcirlos en un plato frío. Déjelos secar de diez a 15 minutos.
Paso 6
Coloque la lechuga seca en bolsas de plástico para almacenamiento o recipientes de plástico con tapa hermética.