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Cuando alguien cercano a usted está de luto después de la muerte de un ser querido, puede ser difícil saber qué hacer o qué decir. Para empeorar la situación, si esa persona está siendo ríspida con usted y con otros, usted puede preguntarse cuánto debe aturar. Una de las cosas más importantes a tener en mente sobre alguien que está siendo grosero a causa del sufrimiento es que la persona está luchando con la pérdida. Hay algunas cosas que usted puede hacer por ella.
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Entiende que todo el mundo maneja la muerte de manera diferente. Más importante, usted necesita entender que realmente no hay manera correcta o equivocada de lamentar. Hay fases para el duelo, pero una persona no necesita pasar por ellas en orden. Además, tenga en cuenta que el dolor no sucede en una línea de tiempo. Algunas personas pasan por el proceso rápidamente, mientras que otras llevan años.
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Sea compasivo. Usted no necesita saber qué decir o qué hacer, sólo sea comprensivo y compasivo. Escucha cuando la persona quiera hablar y sólo esté con la persona cuando él o ella desee compañía. Las personas que están de luto sólo quieren sentirse comprendidas y apoyadas.
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Ayuda a la persona. A veces, alguien que está sufriendo no quiere pedir ayuda. La persona puede sentirse culpable por la ayuda y la atención. Sin embargo, piense en una acción o en una actividad y hágala. Es posible que desee coordinar las comidas, limpiar o llevar a los niños a un juego. Sólo ayude y esté presente por cuanto tiempo sea necesario.
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Proporcione apoyo continuo. La manifestación de ayuda y apoyo es enorme durante el proceso de funeral. Sin embargo, cuando todos se van, el apoyo desaparece. La tristeza dura mucho más que sólo el funeral, y la gente necesita apoyo continuo por meses y años después de la muerte de un ser querido.
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Observe las señales de alerta. Es normal que una persona sea ríspida o se sienta deprimida después de la muerte de un ser querido, pero si los síntomas no desaparecen gradualmente o se incrementan, la persona puede necesitar atención médica. Estimule y apoye él o ella durante este proceso y sugiera que la ayuda profesional puede ser necesaria. Dos meses es un buen indicador de medición para que los síntomas comiencen a desaparecer.