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Los aztecas dominaron la región central de México del siglo 15 al 16. Aunque son conocidos por sus métodos de guerra y sacrificio humano, eran constructores primorosos. La civilización cubrió el paisaje con estructuras monumentales que reflejaban su poder y sus profundas creencias religiosas. Prácticamente todos sus edificios erguidos tenían un significado.
Las ruinas de la capital azteca están bajo la Ciudad de México (Jupiterimages / Photos.com / Getty Images)
ciudades
La vida azteca giraba alrededor de la ciudad. Las ciudades aztecas eran planeadas alrededor de una plaza central con templos y edificios administrativos en las márgenes. Los aztecas erigían sus edificios de acuerdo con sus complejas creencias en las cuatro direcciones cardinales. Por ejemplo, los templos se erigieron en la orilla occidental de la plaza, frente al oeste, siguiendo el movimiento del Sol. Los aztecas compraban y vendían comida, provisiones y accesorios para casa en m mercado cerca del templo principal. Allí también era donde la gente sabía de las últimas noticias, informaciones y rumores.
Tenochtitlan
Tenochtitlan, la capital azteca, se situaba en una isla en medio del Lago Texcoco, centro de México. Hoy, está literalmente debajo de la Ciudad de México. Cuando Hernán Cortés llegó allí, en 1521, su población era estimada en 200 mil habitantes. La isla estaba conectada al continente por tres puentes y tenía canales en vez de calles. Los acueductos llevaban agua potable fresca, un sistema de alcantarillado llevaba los deshechos hacia lejos y una represa la impedía las inundaciones. La ciudad estaba dividida en cuatro distritos administrativos que tenían templos y escuelas. El recinto sagrado contenía los templos principales, edificios administrativos y campos de bola. El "tlatoani", o emperador, y los nobles vivían en palacios ornamentados con jardines, aviar y zoológicos.
templos
Los aztecas, así como la mayoría de las culturas mesoamericanas, como los mayas, rezaban en los escalones de las pirámides, consistentes de capas de piedra rectangular que disminuían gradualmente conforme el templo se erguía. La cima de la pirámide abrigaba uno o dos santuarios donde los sacerdotes entregaban ofrendas a las imágenes de los dioses. Los templos dedicados del dios del viento Ehecatl eran en forma de cono y recordaban tornados. Aunque las piedras son cenizas actualmente, los aztecas decoraban templos en colores fuertes, como azul y rojo.
Templo principal
Los aztecas creían que el templo principal en Tenochtitlan conectaba el cielo y la tierra. Él estaba compuesto de dos enormes pirámides de 27 metros cada una. La pirámide de la izquierda representaba a Tonacateptl, la Montaña de la Subsistencia, casa del dios de la lluvia Tlaloc. La pirámide de la derecha representaba a Coatepec, la cuna de Huitzilopochtli, dios de la guerra y del sol. La cima de cada templo abrigaba santuarios conteniendo las imágenes de esos dioses. Se llegaba a los santuarios por grandes escaleras decoradas con cabezas de serpientes esculpidas en la base y estatuas sosteniendo coloridas banderas de plumas y papel cerca de la cima.
Campos de bola
Los aztecas construían un tlachco, un campo de bola, en cada ciudad. Eran en formato de la letra "I" y contenían paredes inclinadas, dos zonas finales y un campo de juego con suelo de yeso o piedra. Los historiadores creen que los jugadores pasaban la bola de goma, del tamaño de una de baloncesto, con golpes de brazo, codo, nalgas o caderas. Los puntos eran marcados cuando la bola cruzaba aros de piedra cerca de las paredes. El juego también era un ritual que describía el conflicto entre el dios del sol Huitzilopochtli y la diosa de la luna Coyolxauhqui. La pelota representaba el sol moviéndose por el cielo.